EDITORIAL :
Mis queridos amigos,
Aquí está la cuestión por primera vez en mi carta de 28 de febrero. Decididamente, el jefe comienza usted puede pensar, pues sí y esperanza a satisfacción de todos. Si el éxito no es perfecto, cuento con que me diga y me diga lo que te gustaría ver publicado en este boletín.
Mi fin, usted lo sabe, es apretar los lazos que unen a la gran familia corporativa de los talleres. Somos totalmente solidarios, es por eso que tenemos que entendernos para el bien de todos y en interés de todo el mundo.
Una casa próspera siempre es mucho más favorable para su personal que una caja que hace mal negocio.
A pesar de las apariencias algunas veces contrarias, los obreros y el Jefe tienen los mismos intereses.
Cada uno tiene desde luego sus derechos y sus deberes que hay que cumplir, sus responsabilidades delante de Dios y delante de los hombres.
Querría pues que cada uno pusiera en práctica el viejo adagio del evangelio " Amaros los unos a los otros ".
Por mi parte, trataré de no faltar allí y algunas veces si ustedes ven que yo soy poco duro o injusto, es que esto es necesario o que yo estoy engañado y que no vi la situación bajo su verdadero día. Entonces discúlpeme y espere. Si verdaderamente hay error, ésta aparecerá rápida en mí. Procure alumbrarme para repararla rápidamente.
De todos modos cuente con mi buena voluntad absoluta, pero piense un poco también con lo que debo hacer: mantener la disciplina y el buen orden y póngase de cuando en cuando en mi sitio.
Por otro lado, cuento con todos para abastecerme siempre de una colaboración leal.
Lograremos así obtener una casa próspera que ampliamente hace vivir a todo el mundo y además de eso, una casa donde todo el mundo trabaja alegremente en una paz alegre y feliz.
Este es mi fin. Y cuento con todos para colaborar en eso.
Mis mejores sentimientos a todos.
G. Bataille.